LA HISTORIA DE ROBERT Y EL PEGASO -HISTORIA REAL



Estaban en tiempos de las campañas políticas, en el Distrito de Balsapuerto, en el departamento de Loreto, y Robert, mi tío, era una persona muy dinámica y alegre, que acudía a los eventos que hacían los candidatos a la alcandía en los diferentes pueblos. Lo hacía por el deporte, el fútbol; los que viven en ese distrito saben que, en toda campaña política, el fútbol es uno de los deportes más practicados en la zona debido a que solo con ella pueden reunir la mayor cantidad de público. Robert vivía en el caserío de Nueva Esperanza, a tres horas del distrito, y a una hora más distante, en el caserío de Santa Rita, estaba programada la visita de uno de los candidatos y todos los moradores de los caseríos cercanos acudían a dicho evento, fiesta que mi tío por nada lo perdería. La fiesta comenzó en horas de la noche después del evento deportivo, entonces mi tío se quedó a disfrutar de ella. A la una de la mañana, junto a tres amigos más, empezó a retornar a su casa. Como sabemos, en la selva y por esos lugares las personas se desplazan de un pueblo a otro caminando, y mi tío, como cualquier otra persona, hacía lo mismo. A media hora de viaje por el camino, existía un tramo recto de aproximadamente unos quinientos metros, donde existían los rumores por parte de muchos pobladores que era un lugar encantado. Las personas, a partir de las seis de la tarde, no podían cruzarla; se rumoreaba que había alma mala, una que, cuando pretendían pasar por ese lugar en la noche, salía un caballo blanco que los asustaba e impedía el paso. Mi tío era una persona que no tenía miedo, y siempre, cuando comentaban de esas cosas, él siempre decía que eran fantasías, que el miedo les hace ver cosas que no existen, que solo son ilusiones mentales de miedo. 

Entonces, esa noche, cuando regresaba junto a sus tres amigos más, llegaron al lugar encantado. Los cuatro estaban bajo algunos efectos del alcohol, habían libado algunos tragos en la fiesta. Uno de ellos, pese a estar medio ebrio, dijo: "Robert, ¿estás seguro que vamos a pasar por ahí?" --- "Claro que sí, pedazo de miedoso." —Diciendo esto, se adelantó unos quince metros más delante de los tres. --- "Síganme o se van a quedar ahí parados como una ********," diciendo esto, siguió el camino. 

Y como era de esperar para los que creyeron en el lugar encantado, cuando los cuatro estaban por la mitad del tramo, el segundo después de mi tío cuenta que vio en el fondo del camino a un caballo blanco que, relinchando, se dirigía a sus encuentros. En ese momento, no supo qué hacer, se quedó atónito, y los otros dos detrás de él, quedaron en el mismo estado, sin poder moverse. Mi tío estaba más adelante, y las tres personas coinciden en su versión, que el caballo blanco solo llegó hasta encontrarse frente a frente con mi tío. Luego, vieron a Robert desplomarse al piso y al caballo desaparecer; al cabo de unos minutos, pudieron reaccionar. Corrieron a verle a mi tío que yacía en el suelo. Cuando llegaron a él, lo encontraron convulsionando, la boca llena de espuma, los ojos con mirada perdida y sin poder hablar. En ese momento, los tres le cargaron al hombro y lo hicieron llegar hasta su casa. 

Al día siguiente, la noticia había invadido a todo el pueblo y los pueblos cercanos de que Robert estaba casi muerto desde que tuvo el encuentro con el caballo blanco en el lugar encantado. Robert era muy conocido por muchas personas por el carisma que tenía y la buena persona que era. 

Desde aquel momento, mi tío se quedó sin habla, no podía comer, la boca parecía que se lo habían pegado con algo porque no la podía abrir, estuvo así por siete días, y al final de ella falleció. 

Meses más tarde, Ronald, el hermano de Robert, tuvo un sueño en donde fue revelada la forma de cómo falleció su hermano. --- Cuenta que en el sueño que tuvo, vio la escena que pasó en el lugar encantado, pero vio algo más: el caballo blanco no estaba solo; en él se encontraba una hermosa mujer vestida de blanco, como si fuera un vestido de novia. Vio que, al acercarse a mi tío, le extendió la mano y lo montó en su caballo, y se fueron volando. Al despertar, contó el increíble sueño a todos. Algunos creyeron, algunos no, pero yo les cuento esta historia que en realidad pasó. Es tu decisión, amigo lector, creer o no. Algunos meses más tarde, mi mamá lo volvió a soñar. Esta vez, dice mi madre, que le vio venir bajar desde una colina montada en un Pegaso junto a una mujer de características iguales al sueño de mi tío Ronald, una mujer con vestido largo, blanco radiante, con una corona sobre su cabeza, y mi tío Robert traía en sus hombros a un niño a quien mi mamá le reconoció como uno de los hijos fallecidos de mi tío Robert; es decir, traía cargando entre sus hombros a su hijo. 

El Pegaso llegó hasta una cierta distancia, luego mi tío solo bajó y se acercó a mi mamá y le dijo: "Hola hermana, ¿por qué estás triste? Si yo no estoy muerto, me casé con esa mujer y ahora vivo lejos, pero esta vez quise venir a despedirte porque tendré un viaje más largo y tal vez no retorne, por eso vine hasta aquí a despedirte." Cuenta mi mamá que estaba un poco asustada y confundida en su sueño. Sin darle respuesta a mi tío, lo vio alejarse montado en el Pegaso y marcharse volando. Al despertar de aquel sueño, mi mamá hizo lo mismo: contar a los familiares y parientes. Algunos creyeron, algunos no, pero para los familiares directos de mi mamá, lo tienen a mi tío como si hubiera viajado; aún esperan su regreso, no lo consideran muerto. 

Esta es una historia real que pasó en mi entorno familiar, ocurrido en junio del 2014.

                                                                                    Franklin PUA

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